sábado, enero 26, 2013

El lugar adecuado

Apenas unas décimas, apenas un pinchazo en la garganta. La debilidad se ceba hoy que hace ya dos meses que te marchaste. Y como a los pocos días de tu muerte, me amenaza la afonía. Pero ya no estás para recomendarme el Phonal, o invadir mi teléfono de mensajes aprovechando que estoy imposibilitada para replicarte. Realmente eras divertido. Cuando querías. Tierno y divertido. Y sé que el lunes tendré que salir al mundo de nuevo a pelear. Con mi mejor sonrisa, mis mejores argumentos, con la palabra precisa, con la rapidez necesaria. Y el martes me iré más lejos y volveré de noche. Y saldré de noche. Con ese frío gélido de la madrugada. Mis músculos duelen hoy. Una mezcla de ácido láctico y enfriamiento. Te juro que no tendré miedo. Me enfrentaré al frío. A un Madrid sin ti. Sin ese refugio (un parar, descansar, tomar algo, dejar bártulos y salir pitando como siempre) me obligaré a pasar el tiempo entre cita y cita en algún Starbucks pagando una fortuna por ese café con agua y sabor a vainilla. Pero me gusta. Es el precio por los buenos recuerdos. De otros días que estuve en el Starbucks, sin ti, pero contigo cerca. Y si pienso dos veces en meterme en ese tren, no lo haré. Por eso, mejor, tirar hacia adelante. Con los ojos cerrados. Que el frío de la madrugada despierte. Me despierte. No hay mes más gélido del año. El desnudo enero. Sin las guirnaldas de la Navidad, con los ecos de tu partida, sin consuelo posible. Realmente, a veces me siento una pobre chica. Prófuga de su vida. A veces estuve en el lugar adecuado, en el momento propicio. Y muchas de esas veces tú estabas allí.

1 comentario:

Francisco M. dijo...

¡Hola Lola!

Muy interesante tema, invita a todo un cúmulo de emociones de diferente tipo.

Es la primera vez que te leo pero me gusta tu estilo, no está nada mal.

¡Sigue así, volveré a leerte pronto!

Un abrazo desde Felicidadenlavida;

Francisco M.