domingo, febrero 24, 2013

Cenotafio


Echo de menos
ese momento.
Tu latido, mi
cabeza en tu pecho.
El silencio del
mundo en
un abrazo tuyo.
Esa paz pequeña
en el ruido de
los días.
Las horas que no
volverán.


La música huele a
tu casa.
Y a nosotros.
Son canciones
con lágrimas.
Canciones de
sal.

Mi realidad se sostiene
en un andamiaje
endeble de palicos y
cañicas.

Aquello que parecía tan
volátil, el arder troya,
las palabras al viento,
las notas que pintaban
el aire.
Aquello que, incluso podía
ser irreal en ocasiones, es
sólido como el cemento.

Un cenotafio a tu marcha,
una losa en la que evité
pensar desde que te conocí.
Esa losa con tu nombre
que detesto mirar.

1 comentario:

raúl dijo...

wow, triste y precioso, de una belleza que duele.