domingo, abril 26, 2015

Me gusto yo



Hoy me sobran todos los anillos. Me sobra la vida entera. Todos los amores pasados y presentes. Hoy me quiero yo. Haré un egoartículo porque estoy harta de darme y de darme.  Leed mis labios: si vosotros no os amáis con delectación, nadie lo hará. Nadie.

He sacado a Maléfica a pasear. Me la repanfinfla el mundo entero. ¿Qué Lincoln era homosexual? Pues peor para él. Debió pasarlo fatal. Hoy sería la reina del baile. Y lo mismo digo de Whasington y todos los grandes políticos que el escritor Larry Kramer está sacando del armario en su libro “American People”. El día que dijeron que Wagner era un fetichista de los corsés y los lucía en su intimidad más íntima se me murieron todos los mitos de golpe. Es escuchar  “La cabalgata de las Valquirias” y me lo imagino tirándose de las trenzas, preso de encajes y ballenas, gritando como un poseso, mientras Mami de “Lo que el viento se llevó”, le grita: “es peóh que la señita escahlahta”. Es más, es que vienen a mi mente Lincoln, Nixon y Whasington danzando en corro, como si fueran ninfas de Rivendel. ¿Y qué si eran gays? Es una idiotez sacarlos del armario ahora, siglos después de que acabaran con sus ojos bajo un penique.

Estoy tan exaltada, tan feliz con mi vida,  conmigo misma, que no me valen de nada los recuerdos.  Son polvo,  naftalina. Ni siquiera polvo enamorado.  Es que si estuviera sola en una isla desierta hasta me sobrarían los cocos y  las palmeras.  Yo, desnuda, libre, en el mar, nadando, flotando, mejor que en el líquido amniótico de mi madre. 

Capaz de amar a todo el mundo y de olvidar todos los momentos gratos porque los que vendrán serán mejores. Qué me importan las palabras bonitas, las ternuras, las canciones, los besos mientras suena un “Strangers in the nigth”. Qué me importa la vida de nadie.
Las ideas bullen en mi cabeza, las sonrisas de una vida de júbilo y esplendorosa rodean mi casa, mi aura, mi alma, mis sueños. Los más alocados, los más alejados. Se acabó el conformismo, se acabó cargar con las mochilas de los demás. Detesto mi pasado de rescatadora de hombres débiles, neuróticos o tristes. A la mierda. Me rescato yo, me quiero yo. Voy a llegar lejos yo. Yo sola, sin la ayuda de nadie, sin el lastre de los momentos hermosos y las emociones que me inundaban el corazón, me cortaban la respiración, me subían a las nubes pero luego me estrellaban sin misericordia contra el infierno. No quiero más heridas. No más sangre. No “Te quieros”. No más ilusiones.

Leedme los labios: lo único que importan son las realidades. Dejad a los falsos gurús. Vosotros sois Dios mismo. Vuestro destino está en vuestras manos. Abandonad los fardos del pasado y del sentimentalismo. Ya lo dijo Jesús: “Ama al prójimo como a ti mismo”. Ni más, ni menos. Tenemos una vida, apartad de ella a los endebles, a los dudosos , a los que no apuestan por nada pero tampoco se quitan de en medio. Manotazo y a otra cosa, mariposa.

Leedme en los labios: no importa nada pasar a la historia, no importa nada el futuro porque no existe. Lo único que importa es el hoy, el ahora y vuestra capacidad innata de ser felices. De recuperar la ingenuidad, la inocencia,  la sonrisa pura y cristalina.

Hoy me sobran los anillos y me sobran las pulseras y me sobran los besos que se quedaron durmiendo en mi cuerpo. Hoy no quiero nada. Sólo me quiero a mi.

1 comentario:

Anónimo dijo...

I, Me, Mine
https://www.youtube.com/watch?v=I-UX7bIru-E