jueves, marzo 01, 2018

Volare

Se ha marchado Ángel Nieto. Él sabía volar. Como tantos seres humanos anónimos y maravillosos. Otros, vagabundean por la vida sin un mal altercado, ni una taquicardia, ni maripositas en el estómago. Dan pena. Y aún más los que conociendo ese latir desaforado, la ilusión adolescente, el prometedor futuro, optan por la cotidianidad de las lentejas. Las odio. Las lentejas. Y sí, siempre me las dejo. O las congelo para una mejor ocasión y acaban aburridas entre el hielo y el táper.
Domenico Modugno creó aquella gloriosa canción que habla de pintarse la cara y las manos de azul; fundirse con el cielo azul y volar. Pónganla de fondo cuando paseen por la playa o miren a esa persona que aman. Despegarán del suelo, cogerán altura y verán el universo con otros ojos. La felicidad existe y es esta canción.
Pronto se cumple el aniversario de la princesa que también aprendió a volar. ¿Recuerdan qué hacían el día que murió Lady Di? 31 de agosto de 1997. Su adiós fue una nube fría de verano. También se marchó en esos días otra excelente voladora: la madre Teresa de Calcuta. Las dos surcaban el cielo a su modo. Como Nieto, que quemó kilómetros de asfalto, llevado por la osadía de saberse protegido, envuelto en la nube azul «nel blu, dipinto di blu», lanzado a las estrellas.
Es cierto. Volar resulta caro. Y no me refiero al precio de los billetes de avión.
Volar cuesta. Hay que sacudirse el miedo y afrontar las consecuencias que conlleva la fidelidad a uno mismo por encima de las convenciones y el querer agradar a los demás. Pero volar te mantiene joven. A un palmo del suelo, el aire es más limpio. Allí siempre eres una chica. Los besos son más ricos y el cuerpo es templo de manjares y placeres.
Habrá momentos de ofuscación y oscuridad. Surcar el cielo conlleva sus riesgos. Los habrá que nos odien por nuestra osadía. ¿Cómo se atreven? Pero Diana se atrevió hace 20 años. Aunque su alma se estrellase contra el puente del alma, ella quiso y pudo. Desde arriba nos sonríe picarona: «A mí, que me quiten lo volao».

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